Twitter cierra su API pública (y eso es una pésima noticia)
Leé hasta el final para descubrir un capítulo de Seinfeld infinito hecho por IA
Algunas personas sólo quieren ver el mundo (analógico y digital) arder.
Si sos de esas personas que creen que Elon Musk es uno de los salvadores de la humanidad, podés ir cerrando el mail para ahorrarte la mala sangre…
… o podés seguir leyendo para entender por qué su más reciente caprichito de niño rico con un juguete —es decir, todos los manejos que hace con Twitter— constituye una avanzada más en contra de la libertad de expresión.
Y para muestra, sobra un botón. ¿Te acordás del bot que desarrolló un pibe de 20 años, que usaba data y APIs públicas para seguir el avión privado de Elon Musk? En aquel entonces el magnate había dicho que “se comprometía a no banearla” para proteger la libertad de expresión.
Demostrando que tiene menos compromiso que yo con el gimnasio, literalmente un mes y ocho días después de este tweet, el magnate borró esa cuenta y otras 15, que pertenecían a periodistas que dieron a conocer la cuenta de este bot, y que se encargaron de cubrir todo este asunto (que llegó a extremos delirantes como la amenaza de Musk de demandar al joven desarrollador por 20 millones de dólares).
Ese bot, al igual que muchos otros, fue posible porque existe una API1 que permite interactuar con los datos, obtenerlos y hacer cosas en la plataforma de una forma sencilla y ágil.
¿Te parece divertida la idea de hacer esta clase de cosas? A Elon no.
A partir del jueves 9 de febrero las versiones gratuitas de esas APIs dejarán de existir, para dar lugar sólo a las pagas, por decisión del simpatiquísimo millonario.
La decisión afecta no sólo a quienes investigan Twitter y “sacan datos” de la red social, sino también a quienes lo usan para generar contenido en la plataforma. Existen un montón de bots que son parte del ecosistema digital de Twitter, que han generado discurso, cultura y hacen a lo que la plataforma es (y lo que la distingue de las demás).
Cabe decir que esta se suma a una impresionante lista de decisiones pelotudas polémicas:
la tilde azul verificada por unos dólares que dio lugar tanto a memes graciosos como a confusiones criminales,
la prohibición de apps hechas por terceros que interactúen en la plataforma,
y ahora la prohibición de un acceso gratuito y programático a los datos generados por la twittósfera.
¿Por qué decide hacer esto?
Resumiendo un poco, Musk argumenta que las versiones gratuitas permiten que estafadores y manipuladores de opinión hagan cosas malas, y que “cobrar unos 100 dólares por mes y verificación con ID ayudaría a limpiar las cosas”.
Primero, lo que dice es absolutamente falso, porque la versión gratuita de la API no permite ni extraer datos ni publicarlos a una tasa tan voluminosa: por ejemplo, la última versión (v2) te dejaba extraer algo así como 150 tweets por request, lo que equivale al átomo de oxígeno en una partícula de agua en el océano.
¿Pero sabés quién sí manipula la opinión pública? Los multimillonarios ególatras que no toleran que haya gente que los ridiculice (como la cuenta del bot del avión), y que no quieren que el público adquiera conocimiento (tanto técnico como no técnico) para manejarse con solvencia en esta realidad digital que se le es impuesta.
Hay que decir que para dársela de k-po master troll, el señor tiene el ego bastante delicadito: sólo se puede joder al/con el resto, no hacia/con él. Este es un patrón que comparte con otro empresario megapoderoso que se la da de edge lord (forma gringa para decir “el más picante”), y terminó apoyando que un cosplayer de Jamiroquai tome el Capitolio estadounidense.
Y ya que estamos, ¿será casual que ahora Twitter esté revisando la decisión de banearlo de la red por incitar al caos público? Komosaverlo.
Por otro lado, hablando del costo, pretender cobrar 100 dólares por mes es un absoluto, total y completo delirio, desde donde quieras verlo. Especialmente porque quienes ya de por sí hacen plata en serio con esta plataforma:
Pagan las versiones premium que ya existen de la API (que creeme, no son para nada baratas).
Tienen el suficiente conocimiento técnico para sortear estas dificultades, scrapeando contenido o almacenándolo de formas mucho más complejas (o directamente, grises legalmente).
Esto únicamente afecta a los desarrolladores más chicos.
A los que quieren empezar a aprender a relacionarse con la tecnología, a los que quieren usarla para investigar, para divertirse, para jugar.
Es un golpe directo a la libertad de expresión. Y el punto es que esta clase de empresas mega monumentales (Twitter, Meta, Amazon, Google) ya tienen otra clase de responsabilidades que van más allá de cuánta guita se factura al año.
Estas empresas se propusieron cambiarnos la vida, y modificar la forma de nuestra sociedad. Y en buena medida, lo lograron.
¡Felicitaciones Mark, Elon, Jeff y Bill, salieron campeones del capitalismo!
En terminología gamer, hasta diría que platinaron el capitalismo: es innegable que estos conglomerados modificaron de raíz y de forma inexorable cómo es que nos relacionamos como sociedad (al menos occidental).
Pero el tema es que no pueden tener todos los derechos y ninguna de las obligaciones.
Estas compañías lograron lo que se propusieron y llegaron a ser tan ineludibles y omnipresentes, e hicieron tanto para impactar la vida cotidiana de millones de otros seres humanos, que es hora de reconocer que tienen obligaciones para con la totalidad de la sociedad que exceden lo meramente económico-financiero.
Empresas de esta magnitud lograron que no "ser sus clientes" ya no sea una opción viable si querés pertenecer a "la realidad misma".
Así como no podés no tener una cuenta bancaria, en buena medida,
no podés no tener una cuenta de Google para hacer muchas de las cosas del día a día,
no podés no tener Twitter para enterarte de “lo que pasa”,
no podés no tener Mercado Pago (usando un ejemplo nacional) para tener un negocio,
y la lista sigue.
Es hora de que se empiecen a regular en serio esta clase de plataformas.
No se les puede permitir cualquier cosa a esta clase de empresarios bajo el manto de “si es de ellos, pueden hacer lo que quieren”.
El consumo y producción de cultura digital tiene que ser preservado y cuidado, porque aquello que no está en estas plataformas omnipresentes, hegemónicas y totalizantes, no existe. Y las consecuencias de eso las vamos a sentir todxs.
¡Hasta la próxima!
¡Gracias por haber llegado hasta acá! Te dejo algunos links que te pueden resultar interesantes:
Si todavía no escuchaste el capítulo 3 del podcast de Buena Data, te dejo el link por acá: trata justamente sobre sistemas de recomendación y el rol de estas nuevas plataformas en la creación y generación de cultura.
¿Querés ir a la iglesia/templo/tulugardereferenciaespiritual y no tenés tiempo? Despreocupate porque llegó God in a Box: una implementación de ChatGPT que se conecta con Whatsapp y te permite chatear con dios.
Quienes somos fans de dicha serie, sabemos que Seinfeld es una serie que trata “sobre nada”. Con esa intuición de fondo nació Nothing Forever: un canal de Twitch que hostea un capítulo permanentemente autogenerado por IA (GPT-3), entrenado a partir de los guiones y contenido de las nueve temporadas. Salvo el arte gráfico y las risas, todo está generado programáticamente.
En palabras sencillas, las APIs son aplicaciones que permiten que distintos sistemas informáticos interactúen entre sí: en este caso, para acceder a los datos de Twitter.