Datos y algoritmos para la Memoria, Verdad y Justicia
Leé hasta el final para un adelanto exclusivo del capítulo 4 del podcast de Buena Data
Hoy va a ser una edición breve y poco ortodoxa del newsletter.
Ayer fue 24 de marzo, fecha en la que en Argentina conmemoramos el Día por la Memoria, Verdad y Justicia, recordando a las víctimas de una dictadura cívico-militar y eclesiástica que empezó en 1976 y terminó en 1983. En octubre de este año, vamos a festejar 40 años de democracia en nuestro suelo.
En días como estos, donde tenemos la invitación a pensar un poco en lo que pasó, quería también compartir algunas reflexiones sobre la relación entre la tecnología y nuestra memoria.
Porque es a partir de la memoria que podemos entender nuestro presente y animarnos a pensar cómo puede ser nuestro futuro.
¿Cómo se construyen los recuerdos? En grupo. De manera colectiva.
Tanto a un nivel individual como a nivel social, lo cierto es que la construcción de la memoria en los términos más generales requiere de lo otro.
Soy súper ambigüo intencionalmente con ese término, porque la idea que quiero transmitir es que no existe nada exclusivamente individual en el recordar, en lo que pasó, en lo que fue, y por consecuencia, en lo que somos.
Todos tus recuerdos no están flotando en el vacío. Están fuertemente anclados en una realidad que viviste y compartiste con alguien(es), en algún lugar, en algún tiempo. Y la tecnología nos puede ayudar no sólo a preservar y recordar lo que pasó (hola nostalgia noventera), pero también puede ser un instrumento de manipulación.
Me encanta el ejemplo de Hitler borrando a Goebbels de las fotos hace unas cuántas décadas atrás porque es un ejemplo gráfico y gracioso para ver la tecnología que permitía las aspiraciones de estos regímenes totalitarios: modificar el pasado y moldear la realidad, a partir de la eliminación de los rastros de una persona.
En ese sentido, no me parece demasiado alejado de cosas como el famoso Decreto Ley 4161 de 1956, en el cual la dictadura comandada por Aramburu prohibía la mera mención del término Perón.
El punto al que voy es que los recuerdos y discursos sobre aquello que sabemos y creemos son una especie de dataset a escala masiva con los que entrenamos los modelos de nuestra inteligencia colectiva, y a partir de ello, proyectamos cómo puede ser nuestro futuro.
Es exactamente acá donde creo que estamos cayendo / nos están metiendo en una trampa. Ya sabemos que la tecnología nos afectó la memoria y que es una parte crucial en la forma en que nos relacionamos con lo que nos rodea.
Por esto, cuando se hace de la tecnología algo que satisface una necesidad del mercado y no una necesidad social, hasta la reconstrucción de nuestro pasado se puede ir a terrenos no planificados.
Por ejemplo, siendo este un newsletter / podcast sobre algoritmos y datos, si vamos a hablar de la reconstrucción y preservación de la memoria, es ineludible la referencia al aporte de esta rama científico-tecnológico al desarrollo del análisis genético que, en la medicina y antropología forense, permitió recuperar la identidad de desaparecidos y familiares que habían sido apropiadas.
Pero también esa misma tecnología dio lugar a cosas como los tests de ADN de venta libre, que si bien tienen a priori un fin noble (querer saber el propio origen ancestral), la falta de regulación da lugar a que esos datos terminen vaya-unx-a-saber-dónde.
Igual como siempre digo: no todo es bronca y dolor. Por eso un día como hoy, me gusta rescatar iniciativas como las de la Fundación Sadosky y Abuelas de Plaza de Mayo, que armaron una convocatoria llamada IA por la Identidad, en la que quieren armar un modelo de reconocimiento de imágenes (OCR) capaz de digitalizar el archivo periodístico de Abuelas para hacerlo más accesible.
Creo que todos los grandes eventos (así de forma ampulosa) que están teniendo lugar adelante nuestro, esta explosión que la posmodernidad llamó la crisis de los grandes relatos, requiere de nosotros una atención especial.
Cosas como el ascenso y/o retorno de los fascismos, el crecimiento de los totalitarismos, la crisis democrática generalizada y desigualdad creciente, están necesariamente permeados por la tecnología, que no dejan de ser herramientas que nos hemos dado para interactuar con la realidad.
Por eso en días como hoy rescato el valor de la palabra recordar. Porque eso no hay nadie que lo pueda hacer salvo nosotrxs, entre todxs, como sociedad. Es una parte fundamental para saber qué fue lo que hicimos, qué probamos, qué funcionó y qué no, y no menos importante, quiénes y cómo intentaron hacerlo.
Si nos obsesionamos con el futuro, dejamos de prestarle atención al presente — y nos olvidamos de nuestro pasado.
¡Hasta la próxima!
¡Gracias por haber llegado hasta acá! Esta vez el bonus track va a ser breve. No doy más de la ansiedad, así que en exclusiva, ¡te comparto la tapa del próximo capítulo de Buena Data!
El capítulo trata sobre el Procesamiento de Lenguaje Natural (NLP), pero más aún, habla sobre la explosión de los grandes modelos de lenguaje (LLM): qué son desde una perspectiva técnica y lingüística, qué riesgos imprevistos va a traer, cuál es su rol en la generación de cultura, y mucho pero mucho más.
¡Sale el viernes 31 de marzo en todas las plataformas y no veo la hora!